La semana pasada alguien me llevó a este nuevo bar, del cual me sorprendió
la elegante y cuidada decoración. Tiene una primera parte al aire libre,
bajo cubierto, con mesas a un lado y, al otro, fotografías de su joven dueño
con diferentes personalidades del mundo de la cocina. Unos chorritos de agua caen por la pared, alegrando el oído justo antes de traspasar la puerta que véis en la foto
(por cierto, lamento que las fotos no le hagan justicia al local)
En el interior, lo primero que nos encontramos es la gran barra a la izquierda,
donde destaca la misma decoración en blanco de la puerta de entrada
y estas fantásticas lámparas de cristal, que ofrecen una iluminación muy agradable.
A la derecha hay una barra central para los clientes y al fondo una cristalera
que permite a los cocineros ver y ser vistos por la clientela. Resulta apasionante
el poder observar el ritmo frenético con el que se trabaja en la cocina,
mientras en el bar la gente se relaja tomándose su vino y charlando en buena compañía.
Si seguimos avanzando, descubriremos una zona de paso más apartada,
con sofás y sillas tapizadas de alegres colores. Una de las paredes está llena de espejos
y la otra tiene varios paraguas, que realmente son lámparas. Por cierto, hace poco
hablamos de esta moda de los paraguas para decorar, en el post Under my Umbrella.
Los baños se encuentran en esta zona y sorprenden por lo espacioso, por lo menos el de señoras,
y porque tiene un apartado exclusivamente destinado a cambiador para bebés.
De aquí se pasa ya al comedor. Hay una pared con grandísimos relojes,
otra con maletas antiguas a modo de repisas, al más puro estilo vintage...
incluso hay dos paredes que parecen llenas de cajones de colores,
que en realidad son grandes aparadores donde guardar la vajilla y demás.
Aquí detalle de una de ellas, decorada con espejos blancos.
Este es el pequeño comedor reservado, donde destaca la pared multicolor que véis abajo, que a mí, personalmente, me transporta a la India, y que contrasta con las lámparas en negro.
Este viernes hemos invitado a unos familiares a comer y nos ha parecido buena idea llevarlos al que, estoy segura, pronto será el restaurante de moda en León. Tiene todos los ingredientes para serlo:
localización (calle Padre Arintero, junto a la plaza de la Inmaculada), decoración y
un menú del día a muy buen precio.
¿Qué más se puede desear?
Bon appétit!!